domingo, 9 de octubre de 2011

Revestirse con el traje de bodas.

¿Cuál es el traje de bodas del cual habla el Evangelio? Ciertamente que este traje es una cosa que sólo la poseen los buenos, los que han de participar del festín. ¿Serán los sacramentos? ¿El bautismo? Sin el bautismo nadie llega a Dios, pero algunos reciben el bautismo y no llegan a Dios. ¿Es el altar o lo que se recibe del altar? Pero recibiendo el Cuerpo de Cristo algunos comen y beben su propia condenación. ¿El ayuno? Los malos también ayunan. ¿El frecuentar la iglesia? Los malos van a la iglesia como los demás.
El apóstol Pablo nos dice: El fin de los mandamientos es la caridad que procede de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera. Éste es el traje de bodas. No se trata de un amor cualquiera, porque a menudo se ve a hombres deshonestos amar a otros, pero no está en ellos esta caridad que nace de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles... si no tengo amor no soy nada. ¡Cuántos bienes son inútiles si falta un solo bien! Si no tengo amor, de nada me serviría que distribuyera todos mis bienes y confesara a Cristo hasta derramar la sangre por Él. Si me falta el amor, no sirve para nada. Éste es el traje de bodas.
San Agustín

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